En España, según se dice y entiende, la Sanidad Pública es un servicio público y gratuito.
Lo de público no lo discuto. Lo he visto en todas las salas de espera en cualquier ocasión que he necesitado acudir. Lo de gratuito... eso sí es más discutible.
He leído un informe del Ministerio de Sanidad que dice que el coste de la Sanidad Pública en España es de 60.000 millones de euros (el redondeo es mío). Dividido este coste entre los millones que tenemos acceso a este servicio, tocamos a 1.320 euros por persona y año. Esta vez el redondeo no es mío, lo dice el informe.
1.320 euros por persona y año. Es lo que nos cuesta nuestra Sanidad gratuita. 110 euros al mes.
Nosotros somos cinco en casa. Tocamos a 6.600 euros al año. En diez años nos habrá costado 66.000 euros, once millones de pesetas. En los veinte años que mis hijos me rondarían por casa, 132.000 euros, veintidós millones. Caray con la Sanidad gratuita.
Está claro: con 550 euros al mes para sanidad, podíamos contratar una muy buena póliza sanitaria. De ésas que me incluyan poco menos que un chequeo anual en Houston.
Así que, si en realidad la Sanidad Pública no nos sale gratis a los españoles, ¿porqué no reducirla a una mínima expresión y dar libertad a cada uno a gestionar su sanidad como mejor le plazca? Cuando yo ejercía por libre los ingenieros, arquitectos, abogados y asimilables no teníamos derecho a inscribirnos en la Seguridad Social; no tenían epígrafe para las profesiones liberales, y si uno quería estar con ellos o contrataba la cobertura sanitaria como con cualquier otro seguro privado, o se daba de alta como vendedor de uvas (por ejemplo). Yo me contraté un seguro privado, pero tengo amigos que no: simplemente, ahorraban una cantidad al mes y si necesitaban acudir a un médico pagaban la factura religiosamente. Y así pagaron la ginecología y los partos de todos sus hijos.
De hecho, actualmente yo hago algo parecido a pequeña escala: cada mes me autoingreso en otra libreta una pequeña cantidad, y los gastos médicos que gestiono de manera privada (el dentista, principalmente, o el oftalmólogo) lo pago a tocateja con el dinero que tengo en esa libreta. Nunca me ha faltado dinero ahí, porque mis gastos anuales, aun siendo cinco, no son tan grandes.
¿Por qué el Estado ha de tener un servicio sanitario cuasiuniversal? ¿Es que lo gestionaría mejor que la sociedad de manera privada? Ya hay servicios que el estado ha delegado en entidades privadas: la ITV, por ejemplo; las revisiones de las instalaciones de gas o la misma revisión de la calidad en los proyectos de edificación, sin ir más lejos. Servicios que se supone que debería dar la Administración y de manera "gratuita" (si da permiso para construir un bloque de viviendas será porque ha revisado el proyecto y lo ha encontrado correcto, ¿no?), y que sin embargo Papá Estado ha decidido que mejor a través de la iniciativa privada. La Educación y la Información también son campos donde el Estado no tiene la titularidad absoluta.
Más aún: imaginemos un joven médico de familia en una población pequeña. ¿Qué le impide abrir una consulta privada? Formalmente, nada. Pero seguro que en esa población hay uno o varios centros de salud pública al que, de manera aparentemente gratuita, la mayoría de los habitantes acuden si necesitan a un médico de familia. ¿Cómo competir contra eso? Está claro que el joven médico no puede. Luego o se larga o se integra en el cuerpo médico del Estado. Y miren, no sé cómo afectará eso a los médicos, pero les aseguro que los ingenieros industriales que se integran en el funcionariado, en poco tiempo dejan de desarrollarse como ingenieros y se desarrollan como funcionarios. ¿Cuánto talento médico no se está desaprovechando por trabajar en la Administración en vez de en centros y consultas privadas?
Me dirán que hay colectivos que no podrían permitirse una sanidad privada. Y tienen razón. Hay pobres y hay enfermos crónicos. Hay enfermos a los que las aseguradoras no aceptarían jamás (lo sabemos todos) y que necesitan un gasto médico inasumible por ellos. Vale, ningún problema. También hay motoristas a los que ninguna compañía les asegura la moto y han de acudir al Consorcio de Seguros. Y no digo que la Sanidad Pública desaparezca, sólo que se reduzca a su mínima expresión. Para atender a los que las aseguradoras no aceptasen, desde luego. Y también a los que no puedan pagarlas. Aunque respecto a esto último...
En ocasiones he tenido que llevar a mi hijo al Hospital de San Juan de Dios. Es un hospital infantil, con una sala de espera habitualmente a reventar. Donde casi se podría decir que hay de todo. Ricos no, o al menos yo nunca los he visto, pero sí gente de posición desahogada, gente de posición achuchada e inmigrantes. Lo que también he notado es que la proporción de gente en la sala de espera no se corresponde con la de la sociedad. El porcentaje de gente de posición desahogada es en la sala de espera mucho menor de la real en la calle, y sin embargo hay muchísimos inmigrantes (¡con decir que el folleto explicativo está en catalán y en árabe!). Cuesta creer que la mitad de la población española sea inmigrante, pero en los hospitales es lo que parece. Así que a) los inmigrantes son hipersensibles a los catarros y las gastroenteritis, b) los inmigrantes tienen un umbral de resistencia ínfimo y necesitan atención médica constante, o c) los inmigrantes tienen mucho morro. Como que me da a mí que en sus países de origen esta gente aguanta de todo sin cobertura hospitalaria, casi que me inclino más por la opción c). Yo creo que hay mucha gente que abusa de la Sanidad Pública.
Así que de mis 1.320 euros anuales por persona me parecería bien pagar 120 euros al Estado para colaborar al sostenimiento de la Sanidad Pública para los demás (estoy hablando de 600 euros al año en mi caso). Con ese dinero se debería atender a esas personas que ninguna mutua admitiría y realmente lo necesitan, y a los que no tienen recursos. Y como 5.500 millones no dan para mucho, a los que no tienen recursos no se les podría pagar todo. Lo más importante, sí, pero sólo para lo que llegara. A lo que no llegara, se siente. Las muelas se extraen pero no se pagan ortodoncias; si además de pobre eres feo y con los dientes salidos, te aguantas. Y la gripe te la pasas en tu casa.
Pero en fin, estoy hablando por hablar. Aquí, en España, nunca ocurrirá. Pero que conste que en realidad nuestra Sanidad Pública no es gratuita.