Así, a bote pronto, se me ocurren tres tipos de lectores de este anodino blog: a) los técnicos, que en líneas generales estarán de acuerdo conmigo; b) mi familia, que como ya me conoce no se escandaliza demasiado con mis ideas, y c) los que aterricen por error. Éstos, con suerte, leerán media entrada y seguro que lo abandonan despavoridos. Y es que, lo reconozco, para el lego y estulto este cuaderno debe parecer algo presuntuoso: los técnicos somos los que valemos y los demás están para nuestro solaz y esparcimiento. Seguro que ellos creen que no es para tanto.
Tradicionalmente la política italiana la gestionaban cinco partidos. Todos ellos tenían representación parlamentaria, ninguno solía tener mayoría absoluta y las componendas entre ellos eran el pan nuestro de cada día. Cincuenta años después apareció Il Cavaliere, el inefable Silvio Berlusconi, y los políticos tradicionales fueron barridos de la escena. Pero la cosa no mejoró demasiado y el año pasado la deuda pública de Italia era monstruosa. Así que Merkel y Sarkozy decidieron que Berlusconi debía dejar paso a un gobierno de gente seria y responsable, poco amiga de juergas y francachelas y a los que se conoció por "Los Técnicos". A la cabeza el aburrido Mario Monti. Edad media del gobierno, 64 años. Todos ellos ultrapreparados para la gestión de un país arruinado.
Los técnicos.
Los técnicos se dieron cuenta que uno de los problemas de Italia era que la gente pagaba muy pocos impuestos. La evasión fiscal era de proporciones gigantescas; a los españoles no nos cabe en la cabeza. Y a los técnicos del gobierno tampoco.
El primer paso lo dieron estas navidades, en la elitísima estación de esquí de Cortina d'Ampezzo. La policía empezó a parar a los conductores de vehículos de hiperlujo (Ferrari, Lamborghini, Maseratti, etc). La gente se bajaba creyendo que les iban a hacer la prueba de alcoholemia, y no, les pedían la documentación del vehículo. Querían saber cuándo lo habían adquirido. Por ordenador se comunicaba al Fisco y se sabía cuánto había declarado ganar el propietario aquel año.
Empezaron parando a unos 250. Resultó que 42 de ellos aquel año habían ganado oficialmente menos de 30.000 euros. Decenas de coches (de más de 300.000 euros cada uno, no como el mío) estaban a nombre de empresas que habían tenido pérdidas o beneficios raspados.
Siguieron el método en los sitios más puestos de Milán y Florencia. Apareció gente que ganaba menos de 20.000 euros al año y que tenía avión privado o helicóptero.
Ahora van por los puertos, investigando los yates de más de diez metros de eslora. Hay decenas de miles a nombre de trabajadores asalariados (lo que declaran ser, anoto). Se cree en las carreteras hay 200.000 vehículos de alta gama de gente que declara entre 20.000 y 50.000 euros...
Esto es como el chiste que leí hace poco no recuerdo dónde, que estaba Zapatero leyendo en un periódico que Rajoy bajaba el sueldo a los banqueros, y decía el hombre: "¡Qué cabrón! ¿Cómo no me me había ocurrido a mí esta idea antes?".
Caray, todos estamos de acuerdo en que esto de Monti era lo que se tenía que haber hecho hace años. Pero es que entonces en el gobierno estaban políticos, y luego empresarios.
Es ahora, cuando el gobierno italiano lo forman "técnicos".