lunes, 25 de noviembre de 2024

Otro test de cultura general

https://www.youtube.com/watch?v=EWcO2YnWouc 

 

 

Hace tiempo que no planteaba ninguno, así que aquí presento otro test de cultura general: a ver qué tal les sale. Recalco que es de cultura general, porque todo son preguntas que aprendí en el colegio, y no en el curso preuniversitario (salvo la 9ª).

 

Diez preguntas:

1) La guerra del Peloponeso enfrentó a:

    a: Persas contra atenienses

    b: Espartanos contra atenienses

    c: Tebanos contra atenienses

    d: Romanos contra atenienses

2) El símbolo químico del oro es:

    a: Oo

    b: Or

    c: Go

    d: Au

3) Un serventesio es:

    a: Un tipo de estrofa

    b: Un tipo de metáfora

    c: Un recurso argumental

    d: Una composición musical

4) Hablando de música, Lully era:

    a: Alemán

    b: Austriaco

    c: Inglés

    d: Francés

5) San Martín de Tours, en Frómista, es una hermosa iglesia de estilo:

    a: Visigótico

    b: Prerrománico

    c: Románico

    d: Gótico 

6) La circulación menor de la sangre la descubrió:

    a: William Harvey

    b: Juan Calvino

    c: Ulrico Zuinglio

    d: Miguel Servet

7) Si no sé qué número hay que elevar a la é-sima potencia para obtener x, la operación que he de hacer es:

    aa=ex (a es e elevado a x)

    b: a=xe (a es x elevado a e)

    c: a=e­x (a es raiz ésima de x)

    d: a=logex (a es logaritmo base e de x)

8) Según la teoría de Weneger, Europa y América del Norte se separan al año:

    a: Milímetros

    b: Centímetros

    c: Decímetros

    d: Metros

9) Santo Tomás de Aquino formuló una serie de argumentos para demostrar la existencia de Dios, denominadas "vías". ¿Cuántas fueron?

    a: 3

    b: 5

    c: 6

    d: 7

10) Para terminar, y ya que estamos con temas religiosos, ¿cuáles son las tres virtudes teologales? 

    a: Fe, esperanza y caridad

    b: Fe, misericordia y templanza

    c: Prudencia, sabiduría y templanza

    d: No son tres, son cinco: fe, misericordia, caridad, prudencia y templanza.


Todas las preguntas las estudié en mi etapa escolar, lo digo porque la teoría de Weneger se denomina ahora "tectónica de placas". Weneger es de principios del siglo XX, tenía los medios que tenía y la ciencia sabía lo que sabía, con lo que su teoría era equivocada en algunos aspectos. La tecnónica de placas recoge su esencia, pero ahora ya no hay deriva de continentes sino movimientos de placas tectónicas; para el hombre común, tanto da una cosa como la otra.

Vamos a por las respuestas correctas: son  b, d, a, d, c, d, c, b, b, a. ¿Cuántas ha acertado?

Como chascarrillo, la circulación menor es la que existe entre el corazón y los pulmones, mientras que la mayor es entre el corazón y el resto del cuerpo. William Harvey descubrió la circulación mayor, pero el verdadero hito fue responsabilidad de Miguel Servet 70 años antes: piensen que antes de Servet no se sabía nada, sólo que había sangre, pulmones y corazón y que todo era muy necesario para la vida, pero no se sabía ninguna relación. La circulación menor lo que hacía, según Servet, era purificar la sangre. Calvino lo mando quemar en la hoguera por hereje. Tal vez esa idea era, para él, herética.

La pregunta sobre Weneger hay que entenderla de buena fe. La separación entre América del Norte y Europa podemos decir que ronda los entre 3 cm al año, no es fácil de medir. Cierto que 3 cm son 30 mm y 0,3 decímetros, pero la respuesta es del orden de centímetros, no se discute milímetro arriba o milímetro abajo. Por cierto: ¿es mucho? 3 cm al año suponen, en un siglo, unos 3 metros. En 100.000 años se habrán separado 3 km; dado que la distancia actual entre Finisterre y los EE.UU. es de unos 5.000 km, pues a mí no me parece muy rápido. Si siguieran así, en 100 millones de años algo sí que se notaría, pero yo no me preocuparía demasiado.




Mariza - A gente da minha terra

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Curvas en la carretera

https://www.youtube.com/watch?v=EtkTtZpsCCY 

 

 

En la mayoría de las curvas no, pero en muchas habrá observado usted que hay señales de balizamiento. Por si, de entrada, cree que le estoy hablando en jerga, la baliza o señal de balizamiento es ésta:

 Y la estampa típica es ésta:

 

Ahora bien, seguro que en ocasiones habrá visto que no se coloca una señal, sino dos, una encima de la otra:


 


 E incluso ¡tres!:


Estas señales no sólo indican una curva y el sentido de la misma, sino que dan también una información muy valiosa sobre cómo atacarlas; pero hay que saber qué información es ésa. Para entenderlas, hay que ser consciente primero de que las curvas tienen dos peligros evidentes y uno oculto. 

El primero de los peligros evidentes es que si usted va muy rápido, puede derrapar. 

Si entra usted en una curva demasiado rápido y siente que va a empezar a derrapar, querrá frenar. Ahí yace el peligro oculto, y sobre ello escribí en esta entrada de hace años: la capacidad de agarre del coche al asfalto se emplea en alterar su inercia para que gire (la tendencia natural del coche, como de cualquier otro cuerpo, es seguir la trayectoria recta) e impedir que el coche derrape (porque está tomando una curva). Si la capacidad de agarre está ocupada en otros menesteres, no queda agarre para poder frenar. 

Pero además está el segundo peligro evidente, que es evidente pero que aunque nos parezca increíble en muchas ocasiones el conductor lo olvida: la curva altera la visibilidad de lo que hay delante. Imagine, por ejemplo, que hay coches parados a la salida de una curva, o que han caído rocas o hay vacas, qué se yo. Siempre hemos de poder parar el coche antes de un impacto, y la distancia necesaria para ello (denominada distancia de seguridad) depende de la velocidad, a más velocidad se necesita más distancia. El problema con las curvas es que a menudo la distancia real disponible para ver la necesidad de parar es muy corta, y eso requiere que el conductor vaya muy despacio. 

Así que hay curvas en las que la necesidad de ir despacio no es por el peligro de derrapar, sino por la poca visibilidad que tiene.

Ahora bien, en ocasiones uno no sabe, hasta que se encuentra en la curva o es demasiado tarde para frenar, qué visibilidad tiene. 

Y ahí es donde entran las señales de balizamiento de este artículo.

Si no hay ninguna señal de balizamiento antes de la curva, no es necesario que usted reduzca la velocidad más de 15 km/h (entiendo, claro, que usted no está circulando por encima de la velocidad permitida en ese punto). Si hay una señal, debe reducir entre 15 y 30 km/h. Si la señal es doble, entre 30 y 45 km/h. Y si la señal es triple, ha de reducir más de 45 km/h su velocidad.

Una reducción de 45 km/h es mucho. ¿Cuándo suele ocurrir? En las salidas de autovias y autopistas, cuando estas salidas obligan a curvas muy cerradas. Imagine usted que entra a 100  km/h y la curva la ha de coger a 40 km/h: ha de bajar su velocidad en 60 km/h. Triple balizamiento. Pero en carreteras convencionales es más difícil: en las carreteras de montaña la velocidad ya es de por sí baja, si el tramo es de 80 km/h significaría que como mucho ha de coger la curva a 35 km/h, si el tramo es de 60 (es muy revirado) sería ir a 15 km/h, como en un garaje. Pero curvas así existen, ya lo creo: las imágenes que acompañan a este artículo son de Google Maps, pero son curvas que me encontré el otro fin de semana. Y también, se me ocurre, cuando una carretera desemboca en una rotonda, una maniobra que requiere una frenada importante.

Repito, no se trata sólo de que el coche no derrape. No es que nadie le acuse de no ser capaz de gestionar la curva. Es que no tendrá visibilidad de la salida, no es culpa suya. Si ve las señales, frene. Si se colocan doble o triple baliza, es obligatorio que figure también (poco antes) la velocidad recomendada para la curva, y de hecho si la señal es triple habrá dos recomendaciones de velocidad, una para la aproximación y otra para la curva en sí; hágales caso. Pero si, cabezudo como es, no se ha fijado, siga esta regla: si son simples, reduzca unos 20 km/h. Si son dobles, 40. Y si son triples, 50.

En cualquier caso, cuando vea balizas vaya con ojo.


 

Zac Brown band - Chicken fried

lunes, 18 de noviembre de 2024

Ingeniero privado, ingeniero público

https://www.youtube.com/watch?v=FyjnbSsZ2tc 

 

 

¡Qué fácil es ver la diferencia entre valor y precio en una librería, donde todos los libros cuestan más o menos lo mismo!

 

Hace unos años visité a un cliente, y en la conversación salió el solar que tenían al lado de su nave. Se iban a expandir, me explicó. Ya estaba todo explanado y vallado, sólo faltaba que llegara el permiso de obras para empezar. Y sí, llevaban bastante tiempo esperando. No me explicó qué problema había, pero llevaban años. Hace poco, en una conversación con otro ingeniero salió a relucir ese cliente. Y ese solar. Y por lo que me dijeron, se cansaron de esperar. Se trasladaron al pueblo de al lado y problema resuelto.

Hace tres años hice un proyecto en Valencia para un comercio que adquiría el local de al lado. Una cosa sencilla, solo que la obra no se hizo. El año pasado me contaron que una arquitecta había preguntado, en el ayuntamiento, qué había con ese asunto, que aún no les habían dado la licencia de obras ni ninguna notificación. Parece ser que la visita surtió efecto y la funcionaria les aseguró que tranquilos, que en seis meses, un año a lo sumo, se lo tramitaba. La pandemia, ya se sabe, que le había generado una pila de trabajo.

Nunca he trabajado en el sector público, no sé en realidad cómo funcionan. Pero ¡caray, ya les vale! 

Esto de la pandemia lo he oído antes. Siempre referido a funcionarios públicos, eso sí. Se conoce que el sector privado no sufrió la pandemia, porque no hay esas colas de trabajo. Yo empleé un mes en el proyecto valenciano, pero si tuviera que revisar el proyecto para conceder la licencia de obras no creo que empleara más de ocho horas, desde luego. No sé, pienso que si tardara cuatro me daría vergüenza a mí mismo, menuda birria de profesional sería si no fuera capaz de revisar un asunto tan sencillo en ese tiempo. ¿Acaso la funcionaria tiene 200 proyectos que revisar antes del nuestro, que lleva a su vez más de un año encima de su mesa? Si una oficina privada de revisión y tramitación trabajase así habría cerrado hace años.

Y lo de la pandemia. ¿Qué pasó, que todos nos pusimos como locos a plantear proyectos? Tiene que ser, porque si no no entiendo cómo se les pudo crear tal bola de trabajo. Pero no, porque yo también estuve cuando la pandemia, y no recuerdo que se produjera una avalancha desmedida de encargos. ¿Será que lo que ocurrió fue que bajó el rendimiento de los funcionarios? ¿Dejaron, tal vez, de trabajar su jornada entera? ¿Y eso no se produjo en la privada (respuesta: no, no se produjo)? ¿Qué explicación que no les avergüence pueden dar al hecho aparente de que el sector privado, en ese periodo de pandemia, rindiese mucho más que el sector público y por eso ese tapón en el sector público?

Lo cierto es que hay una enorme diferencia en el rendimiento de un trabajador en lo público y en lo privado. La explicación, se mire como se mire, es que el trabajador privado ha de justificar su sueldo: se lo ha de ganar. El trabajador público no, ya se lo ganó cuando aprobó las oposiciones o lo que fuera que tuviese que hacer para conseguir el puesto. 

El otro día un jefe de ingeniería de una empresa me contaba que tenían un gran delineante, mal pagado. El hombre tenía un rendimiento bestial, era el delineante de confianza del jefe, y éste procuró que se le arreglara el sueldo: no quería que se fuera. ¿Y qué pasó? Que llegó un momento en que su sueldo estaba tan arreglado que el delineante ya no quiso progresar más. Ya no se esforzó. Y pasó a ser un delineante más, solo que muy bien pagado.

Lo que quiero decir es que a menudo los trabajadores se acomodan, cuando ya tienen lo que querían y no se esfuerzan para tener más. En ese momento su rendimiento baja en picado.

Y en los ingenieros del sector público, ese acomodamiento suele llegar casi el primer día en la oficina. 

 

 

Dasha - Austin 

viernes, 15 de noviembre de 2024

Lo que se votó en Madison, Illinois

https://www.youtube.com/watch?v=pJgoHgpsb9I 

 

 

Expliqué en esta entrada que en el condado de Madison, Illinois, se votaba también si se autorizaba a los representantes del condado a iniciar conversaciones con los representantes de los otros condados del estado menos con los del condado de Cook acerca de la posiblidad de separarse todos los condados (menos el de Cook) del estado de Illinois, creando un nuevo estado (se baraja "Nuevo llinois") y dejando al estado de Illinois reducido al mero condado de Cook.

El 'sí' ganó de forma abrumadora. Me da la impresión de que la mayoría de los habitantes del condado de Madison están a favor de la separación, y como los habitantes de Madison son típicos representantes de los habitantes de todo Illinois (menos de los del condado de Cook), pues no me extrañaría que la cosa cuajase y en una docena de años haya un estado 51º.

En Illinois ganó Harris (con el 54% de los votos frente al 44,5% de Trump), por lo que globalmente se considera un estado demócrata:


 

Se aprecia con claridad que Illinois está rodeado de estados republicanos. ¿Es una anomalía, el estado de Illinois? Lo que lo de Madison nos dice sobre esa cuestión es que no, Illinois no es (en global) una anomalía: el estado, en general, es republicano. Estos son los resultados en el estado, por condados:


 

El mapa no arroja ciertos detalles que son necesarios para entender la realidad. Por ejemplo, en el condado de azul más al sur, Harris ganó con el 50,9% de los votos. En el que se encuentra Peoria, el 53%. Pero en el condado que está más al oeste (el condado de Hancock), no llegó al 20%. Hubo incluso condados donde Trump superó el 80% (en Edwards, el 85%). Pero en el condado de Cook, en el que se radica la populosa Chicago, Harris arrasó. La verdad es que Harris sólo alcanzó el 60% en dos condados, el de Cook y el de Champaign (ése rectangular al este de Springfield). Pero, claro. El número de votantes de Cook supera en mucho al de los demás condados (a modo de ejemplo, en Cook se registraron 1.030.000 votos, en el de Hancock 6.662 y no es el más pequeño, hay condados que no llegaron a los 2.000 votos), por lo que en realidad bien podría decirse que la anomalía es Chicago y su área metropolitana. ¿Lo de Champaign? Bueno, tal vez tenga algo que ver que allí está la Universidad de Illinois (pública), con sus 60.000 estudiantes y más de 10.000 profesores y administrativos, y que es la mayor empleadora del condado: me temo que tampoco es el condado típico de Illinois.

Algo parecido ocurrió con los representantes al Congreso: todos demócratas (salvo en las circunscripciones en las que no se presentaron).

Por supuesto que en Illinois todo el mundo acepta los resultados y no se convocan plataformas antifascistas para lo que quiera que se convocan por aquí cuando gana la derecha, pero entiendo la sensación de los habitantes de Madison y otros condados de que sus representantes no les representan.

En cualquier caso, me causa admiración la manera civilizada en la que tratan sus asuntos. 

 

 

 

Carrie Underwood - Blown away 

lunes, 11 de noviembre de 2024

Los guiones que ya no se usan

Hubo un tiempo, ya pasado, en el que se solía escribir con máquina de escribir, ya que para eso era. Es muy fácil reconocer un texto escrito con esas máquinas, tipo de letra aparte: los guiones. Cuando uno escribía no sabía cuánto espacio necesitaba y disponía para las palabras, y el espaciado era fijo: habitualmente las palabras no cuadraban con la longitud de la línea. La solución establecida era interrumpir la palabra con guiones, teniendo esta interrupción sus propias reglas.

El primer uso "personal" de los ordenadores fue el de procesador de textos. Quiero decir, existía el uso profesional, de los calculistas de estructuras, los que necesitaban otro tipo de cálculos y el de los que manejaban grandes cantidades de datos, pero fuera de ellos los ordenadores no hacían nada más. Hasta que aparecieron los procesadores de textos. Que tenían casi las mismas reglas que las máquinas de escribir (tipo de letra, espaciado de las letras), pero permitían justificar los párrafos mientras se escribía: podían aumentar ligeramente el espacio entre palabras. 

Pues bien: por ahí triunfaron y entraron en nuestras vidas. Un ordenador era una máquina de escribir mucho mejor que las máquinas de escribir, y máquinas de escribir necesitaba todo el mundo.

Con los ordenadores desapareció la necesidad de interrumpir las palabras. ¿Desaparecieron los guiones? No del todo: las personas que escribimos (en su época, no ahora) en las máquinas mecánicas mantuvimos la sensación de que las palabras largas había que interrumpirlas para que los espaciados entre palabras no fueran tan amplios. Y durante años, poníamos guiones en las palabras a medida que escribíamos.

Pero, la verdad, poco a poco hemos ido abandonando esa práctica. Los nativos digitales nunca sintieron la necesidad de emplear guiones, así que, sí, es cuestión de tiempo, pero a medida que los últimos mohicanos dejen de emplearlos, el guión para escribir palabras en dos líneas desaparecerá.

 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Diferencias cien años después

https://www.youtube.com/watch?v=eGbHnJCDMyE 

 

 

La primera república cayó en enero de 1874 de hecho, formalmente a finales de diciembre del 74; uno de los golpistas de enero, el general Serrano, gobierna en modo dictador hasta que hay un nuevo levantamiento el 29 de diciembre. Alfonso XII vuelve y empieza su reinado en mayo. En 1876 se promulga una nueva constitución que estará en vigor muchos años. Este periodo del siglo XIX se conoce como La Restauración.

Los líderes políticos del momento son Antonio Cánovas del Castillo, de derechas, y Mateo Sagasta, de izquierdas. El partido del primero se llamaba Unión Liberal, y el del segundo tuvo varios nombres. El sistema político que establecieron era bipartidista y basado en "el turno": los dos partidos se turnaban en el poder. Eso del turno funcionaba, más o menos, así:

- Gobierna el partido A.

- Hay una crisis que el partido A no gestiona bien. Descontento popular.

- El partido A dimite del gobierno y cede los trastos al partido B.

Si la crisis es muy fuerte, se convocaban elecciones. El partido A no presentaba candidatos en ciertas circunscripciones, las elecciones las ganaba el partido B y se aplicaba el turno. Generalmente, gobernaba Cánovas. 

En 1897 Cánovas es asesinado por un anarquista; Sagasta muere en 1903. Desaparecidos los dos grandes políticos, el gran sucesor de Cánovas en la Unión Liberal será Antonio Maura, y en la izquierda varios nombres: sobre todos, Moret (muere en 1912) y Canalejas (asesinado en 1912 por otro anarquista). Otro político importante de derechas fue Eduardo Dato, asesinado en marzo de 1921. Huelga decir que por anarquistas, se ve que esa gente tiene mal perder.

En julio de 1921 sucede el Desastre de Annual. Moret muerto, Dato muerto, Canalejas muerto,... sólo queda Maura, pero éste es ya mayor, está de vuelta de todo y totalmente desengañado de la política: de hecho, está peleado con la Unión Liberal y ha fundado su propio partido. Veinte años antes se habría superado; en ese momento, España carecía de las herramientas necesarias para hacerlo.

Hay que pensar en el Desastre de Annual como una DANA: se veía venir, tenía que ocurrir, pero nadie hacía nada. Y cuando ocurre la catástrofe, la clase política saca a relucir sus cualidades ocultas y gestiona el asunto con una incompetencia indescriptible.

Para entender Annual, hay que entender el Protectorado. Como todo el mundo sabe, las potencias europeas se repartieron África y los países potentes establecieron las colonias. Pero no todo el continente quedó en régimen de colonia: existían "territorios" que podían llamarse países, ya establecidos, solo que esos países eran, a los ojos de los europeos, estados fallidos. Por ejemplo, Marruecos: con un rey (sultán), pero con un derecho de propiedad sujeto al capricho de los gobernantes, con libertades y garantías individuales siendo conceptos desconocidos, con un corpus jurídico lamentable y sobre todo con un poder del soberano en el territorio apenas formal, ya que cada tribu hacía lo que le daba la gana y la palabra del sultán, fuera de su capital, no valía nada. Pues bien, Europa, en su tremenda sabiduría y bondad, decidió que lo que había que hacer era "acompañar" a esos países en su tránsito a un nivel decente. Ese "acompañamiento" era el régimen de protectorado, porque el país europeo "protegía" al país en la transición. No hacía falta explicitar, claro está, que los costes de esta protección iban a cuenta del país protegido, siendo el país protector el que tenía que conseguir el "pago" como estimase (por ejemplo, explotando los recursos mineros que tuviera el país protegido). En el caso de Marruecos, Francia se otorgó la parte del león y dejó a España la costa desde Larache hasta las Chafarinas.

El protectorado empezó en 1912, y digamos que no salió bien. Seguramente hubo muchos que se lucraron, pero para España como país fue un pozo sin fondo económico y un coste de vidas humanas (militares y soldados haciendo la mili) tremendo, inasumible. Hasta el punto de que España se dividió en dos bandos: los que propugnaban que había que seguir en Marruecos (¡no vamos a reconocer que no hemos sabido!), pero haciendo las cosas bien, y los que propugnaban que mejor dejarlo correr y que se apañen los marroquíes con su cuscús. ¿Y los militares? Pues más o menos lo mismo, pero aquí la cosa tiene mucha más importancia. Los militares profesionales se dividieron en dos bandos: africanistas y junteros. Los africanistas , además de estar a favor de cumplir la misión encomendada a España, opinaban que los méritos de guerra debían contar para la carrera militar (Franco, un militar excepcional en el combate, alcanzó así el generalato, siendo el general más joven de Europa desde Napoleón). Los junteros opinaban todo lo contrario: que lo que debía contar para los ascensos era la antigüedad en el escalafón, no los méritos en combate. Los junteros, no hay que decirlo, eran militares que se negaban a ir a África, estaban muy bien en sus cuarteles en Barcelona, Madrid o Bilbao. Eran, sobre todo, oficiales y jefes, no generales. Y tenían mucha fuerza, porque eran los oficiales y jefes de los cuarteles de Madrid, Barcelona, Bilbao,... Eran una especie de sindicato que tenía la fuerza necesaria para imponer sus deseos, por lo que sus amenazas tenían un peso enorme y era un grupo al que la clase política debía tener contenta si querían sobrevivir (físicamente, incluso). Pero si el Gobierno cedía ante los junteros y no premiaba los méritos de guerra, hasta ellos entendían que no habría militares que estuvieran dispuestos a ir a Marruecos.

El protectorado de Marruecos se basó en que los políticos daban órdenes "sociales" a los militares, y éstos las cumplían. La tesis es que había que ir pacificando las tribus, con dinero (español) y prebendas varias a cambio de un compromiso de reconocer al sultán, y poco a poco el trato iría civilizando a esas tribus. Los militares fueron, así, ampliando el territorio en el que podían moverse. Esos territorios eran dos, uno al oeste, con base en Ceuta, y otro al este con base en Melilla; el objetivo era unirlos. Para ello era clave la zona de Alhucemas, donde mandaba Abd-el-Krim. El plan español era controlar las tribus que rodeaban esa zona, pero en julio de 1921 la línea de control estaba demasiado estirada y una emboscada la cortó. No sería un drama en sí, pero resulta que la vanguardia de dicha línea quedó aislada y fue masacrada o hecha prisionera (por cierto, que los prisioneros fueron tratados como si los captores fueran rusos). Más aún, España gestionó tan mal la derrota que las tribus "ganadas" se "perdieron" y cayó todo el territorio protegido desde Melilla. La misma ciudad fue asediada. Ahí el Ejército dijo basta al control político que sufría, y consiguió salvar la ciudad (gran mérito de otro militar célebre: Sanjurjo). Es decir, no es sólo que se hubieran dilapidado millones en Marruecos y que hubieran muerto miles de mozos, es que estuvo a punto de perderse Melilla. Y añadamos a esto que el Ejército consumía gran parte del presupuesto nacional (dicho de otra forma: gran parte de los impuestos era para pagar a los militares, a los que querían estar tocándose el laurel en los cuarteles de la península y a los que se estaban partiendo el careto en África pocos ciudadanos sabían porqué). 

Parecida división había también en el Gobierno, entre pro-africanos y aislacionistas, con el agravante de que eran conscientes de la parte económica y del peso de los emprésitos que España había ido pidiendo para pagar al Ejército. No entraré en que hubiera políticos que, por lo particular, se estuvieran lucrando por comisiones o participaciones de los diversos negocios que ciertas empresas estaban haciendo en Marruecos, dejémoslo en que los había.

Pues bien, en 1921 la clase gobernante no tenía ya la talla de sus antecesores. Se llegó incluso a llamar al viejo Maura, que aguantó siete meses antes de decidir que estaba hasta las narices de todos ellos, pero es que además había ocurrido algo que cambiaba la situación frente al bipartidismo de la Restauración. Ese algo era que habían aparecido nuevos partidos políticos. Algunos, escisiones de los partidos principales. Otros, de nuevo cuño, por ejemplo el PSOE y los partidos nacionalistas. 

Los partidos nacionalistas se dividían en moderados y exaltados. Los exaltados no hace falta describirlos, los moderados eran como los nacionalistas ahora: venden cada voto al mejor postor y todo les estaba bien mientras hubiera beneficio para lo suyo.

Y el PSOE, Besteiro, Giner de los Ríos, Largo, Prieto... éstos eran como el Podemos de sus mejores tiempos. Tal cual.

El caso es que con tantos partidos ninguno de los grandes tenía mayoría por sí solo y necesitaba coaligarse con partidos menores, muchos de ellos escisiones de ellos mismos por paradójico que resulte. 

Los dos años siguientes a Annual fueron una lucha entre políticos, entre militares y entre militares y políticos. Porque los diputados populistas exigieron que se depuraran responsabilidades, y los militares decían que ellos eran unos mandados de los políticos y que si había que depurar responsabilidades había que pedírselas a los políticos, y los políticos que estaban entonces en el gobierno decían que si se pedían responsabilidades no tendrían que ser por la gestión del desastre sino por el protectorado en su conjunto (es decir, remontándose a 1912), y el PSOE insistiendo en que las responsabilidades tenían que llegar hasta el final (es decir, hasta el Rey, que al igual que ahora era el jefe nominal del Ejército) y caiga quien caiga (es decir, que caiga el Rey). Y, por el otro lado, había que rescatar a los prisioneros que tenía Abd-el-Krim. Rescate económico, no misión de rescate como en una película de Hollywood. Baste decir que tal vez no haya suceso más vergonzante en la historia de España (no sólo el qué sino también el cómo se llevó a cabo).

Los políticos iban dimitiendo y les sucedían otros políticos, pero cada vez eran peores. Ya no surgían Cánovas ni Sagastas, ni siquiera Datos o Canalejas. Aun así, tenían una cosa envidiable: dimitían. Si algo que era responsabilidad de ellos salía mal, aunque no tuvieran la culpa directa dimitían. Si se sentían desautorizados (un mal gesto o un mal entedimiento de algún discurso de Alfonso XIII llegaba a bastar), no se agarraban al cargo. Que lo intentara otro, caray. El pobre Alfonso se las veía y deseaba para que políticos aceptaran gobernar.

Excepto uno. Santiago Alba, jefe de uno de los partidos de izquierda. Alba, como su partido era necesario para la formación de la coalición gubernamental, era un ministro poderoso. Se quedó Estado, pero controlaba también otras carteras y además Marruecos. Alba era antimilitar.

En el verano de 1923 la situación general se fue deteriorando cada vez más. Un rumor de un golpe por los militares junteros quedó desarbolado apenas empezó (gracias a un bofetón al general golpista, pero ésa es otra historia), y los africanistas estaban pidiendo a cierto militar no adscrito a ningún bloque que tomara cartas en el asunto. Ese militar era Miguel Primo de Rivera, y ya lo creo que las tomó. Clara y públicamente, al presidente del gobierno, al rey, a los periodistas que le escucharan, a todo el mundo, pidió la dimisión de Alba so pena de que si no dimitía el Ejército no lo aguantaría más y se pronunciaría. El Gobierno entendía las quejas de los militares y los ministros afectados dimitían uno tras otro, menos Alba. Hasta que Primo de Rivera se alzó y se puso en marcha la rebelión. Ésta empezó en Barcelona y Zaragoza, y Alba, que estaba en San Sebastián como ministro de jornada de Alfonso XIII, se aviene a dimitir. Pero ya era tarde, porque en Madrid estaba también girando la legalidad y el gobierno al que pertenecía Alba no tenía ningún poder. De hecho, los políticos - de acuerdo con Primo- sólo esperaban que Alfonso XIII volviera de San Sebastián (fuertes lluvias obligaron a aplazar un par de días el viaje) para presentarle la dimisión de todos ellos, y Primo llegaría en ese momento a Madrid para recibir el encargo del Rey de gobernar momentáneamente hasta que la cosa se aclarase. Primo se tomó su tiempo en aclararla, o más bien no la aclaró como habría deseado el Rey, porque gobernó como dictador todopoderoso más de 6 años (murió al mes de dejarlo).

Tras Primo, las primeras elecciones fueron en 1931. Los políticos que se presentaban ya no tenían la categoría de los de 30 años antes, ni de 10 años antes.Y vino la Segunda República. Con la segunda república los políticos gobernantes fueron aún peores que los de Alfonso XIII, y la situación degeneró. Hasta el punto de estallar la guerra civil. Y Franco quedó convencido de que con los políticos no había que ir ni a heredar.

Tras la muerte de Franco surgieron nuevos políticos en España. Hubo de todo, pero en general podemos decir que fue una buena clase. Que, por cierto, también dimitía. Veinte años después el nivel era peor pero aún le daríamos un aprobado. Luego llegó Zapatero y trajo la incompetencia y la nulidad como mérito fundamental, y en los tiempos actuales tenemos a Pedro Sánchez.

Entre el levantamiento de Martínez Campos y el de Franco pasaron 60 años, durante los cuales la clase política no paró de degenerar. Llevamos casi 50 años de la muerte de Franco, y también atestiguamos esta degeneración. Con todo, prefiero los políticos de 1923 a los de ahora. Aquellos, al menos, tenían dignidad personal.




Karl Jenkins - The armed man: a mass for peace (Benedictus)