martes, 10 de diciembre de 2013

Una mirada al bilingüismo en los EE.UU.


Albuquerque, Nuevo Méjico

Yendo hacia el oeste desde el Mississippi, finalmente en algún punto se tenían que acabar las llanuras. Y esto ocurre en Albuquerque (no confundir con Alburquerque, Badajoz; aunque se llama así por la ciudad pacense, se conoce que la 'r' después de la 'u' se perdió por el camino). Hemos llegado a las Montañas Sandía. Los españoles, que poniendo nombres eran unos hachas.

Nuevo Méjico es un estado muy peculiar, dentro de los EE.UU. Para empezar, en un país con tantos cursos de agua, Nuevo Méjico es tan, tan seco, que el 75% de las carreteras no están asfaltadas: no es necesario. Prácticamente no tiene masas de agua (aunque el Río Grande atraviesa Alburquerque) y apenas llueve.

Otro dato curioso es que casi toda la industria nuclear (y el uranio) del país está aquí. La bomba atómica se diseñó en Los Álamos, cerca de Albuquerque, y se explotó en Alamogordo, al sur. También es tierra de experimentos para cohetes, y por ejemplo aquí están las rocas que se trajeron de la Luna. Pues bien, una consecuencia de esto es que después de la Segunda Guerra Mundial empezaron a llegar ingenieros y científicos experimentales, de manera que Nuevo Méjico tiene la mayor concentración de Doctores Universitarios de todo el país. Aunque tampoco es que sea mucha gente, aquí hay más cabezas de ganado que personas. Y, sí, esta ciudad es el paraíso de los globos aerostáticos:

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Y también aquí el español es más o menos idioma oficial; la Constitución del Estado (de 1912) no establecía un idioma oficial, pero sí que las leyes se publicarían en inglés y en español. En aquella época (esto es común con Arizona, de hecho ambos son los últimos territorios que se convirtieron en estados en la masa contigua, en 1912, y durante años se debatió si serían un estado conjunto o dos), la mayoría de la población hablaba español, que el flujo de angloparlantes era de paso, camino de California. De hecho, la Constitución establecía que el derecho a votar, a desempeñar cargos y a ser parte de jurados no se limitaría por razones de raza, religión, lengua, color o inhabilidad para leer, escribir o hablar en inglés o en español, y que este derecho no se podría derogar salvo que lo votaran el 75% de los electores en todo el estado con una mayoría de al menos dos tercios en todos los condados.

También establecía (la Constitución) que el Estado proveería de profesores que pudieran enseñar en ambos idiomas en las escuelas normales, y que enseñarían el inglés a los alumnos castellanohablantes, y el derecho de los castellanohablantes a ser admitidos en las escuelas públicas, nunca en escuelas separadas, sino que tendrían perfecta igualdad con todos los demás niños, y que se castigaría a los que violasen ese derecho. Este artículo (el 10º), por supuesto, no podría derogarse salvo que lo votaran el 75% con dos tercios en cada condado.

Sin embargo, al Senado de Washington les pareció excesivamente difícil los requisitos de anulación de estos artículos, pero entendieron que los castellanohablantes podían optar a los puestos oficiales. Y las leyes se publicarían en los dos idiomas durante 20 años, algo que luego se fue renovando hasta 1953. A partir de ahí, muchas cosas se publicaban en inglés y "se podían publicar en español", y algunas otras directamente se exigían en español.

Así, en el desarrollo legislativo, en 1925 se dictaminó que cuando un instituto tuviera al menos 50 alumnos, podrían tener un profesor adicional bilingüe que enseñaría en español. Esto rigió hasta 1962. Con las escuelas de primaria se hicieron leyes similares, hasta que en 1969 se legisló que cualquier distrito escolar podría establecer el bilingüismo tanto como quisiera.

Luego, la vida, las malas compañías, que se exigiera a los funcionarios hablar inglés, en fin…, el inglés todo lo puede. Pero todavía la tercera parte lo tiene como idioma materno. Y no se confundan (o sí), hay pueblos en los que todavía se habla el español de Nuevo Méjico.
Parece ser que es el español que hablaban Coronado y sus compinches, el español del siglo XVI, que ha perdurado. Dicen que es un español que no se habla en ningún otro lugar del mundo.
 
Y, desde luego, en este estado lo tienen como una riqueza propia e intentan que todos aprendan los dos idiomas.

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