jueves, 30 de noviembre de 2017

No me gusta el jazz



Take Five es, lo reconozco, una obra maestra del jazz. 



¿A quién puede no gustarle esta pieza? 

No me gusta el jazz. Vale, sí, algunas piezas de jazz sí me gustan ragtime sobre todo, pero en general no.

Take Five es un ejemplo típico de lo que tiene el jazz y no me gusta.

La canción se basa en una melodía sencilla. Los músicos, todos unos virtuosos, eso no lo pongo en duda, atacan la melodía y, por turnos, desbarran en solitario. Se dedican a lucirse, a hacer sus solos, mientras los demás mantienen el ritmo básico. Luego, el instrumento que ha hecho el solo vuelve a la melodía principal, y es otro compañero el que toma el relevo en el desbarre.  La pieza dura lo que dure, cada vez será distinto y es posible que cada vez cada instrumento improvise un poco o introduzca alguna variación sobre su desbarre. Si la pieza se graba en un disco, el tiempo lo limitan; si es en una actuación en, pongamos, el Kingston Mine de Chicago, quince minutos no son nada.

En música, en general no me gustan las actuaciones en solitario mientras el resto sólo hace de fondo. Me gustan las actuaciones corales. Quizá por eso tampoco me gustan muchas piezas de piano.

Lo cierto es que la música es algo muy personal, a cada uno le gusta una música distinta y ese gusto es variable. A mí es que no me gusta el jazz. Sólo eso.
 




Dave Brubeck Quartet - Take five