domingo, 26 de noviembre de 2017

Acerca de la AEM, y los boicots



La Agencia Europea del Medicamento (AEM) no va a venir a Barcelona. Se traslada a Amsterdam.

La AEM es una de las varias agencias y entidades europeas con base en Londres y que, debido al Brexit, han de abandonar el país. Lo que pasa es que la AEM no es una agencia normal, es un panzer de la biotecnología y conseguir su sede es como conseguir una fábrica nueva de ensamblaje de coches. Todos los medicamentos que se vendan en la UE, además de fabricarse en la UE, han de estar aprobados por la AEM. Así que, en primer lugar, la AEM es una empresa enorme (casi mil trabajadores). Aprobar un medicamento no es un trabajo sencillo, por lo que los trabajadores de la AEM son trabajadores muy cualificados. Aun así, la AEM no da abasto, así que suele delegar en las agencias equivalentes nacionales parte de su trabajo. Esta delegación la hace en varios países, pero el grueso, por razones lógicas, va al país en el que tiene la sede. Además, muchas empresas del sector, para mejor tratar con la AEM, tienen sedes o delegaciones donde esté la AEM. Y estas empresas no nos fábricas textiles: son farmaceúticas en primer lugar, y por extensión químicas y biotecnológicas. Plus lo que deparará el futuro, que esto de la genética y la nanotecnología es increíble. En resumen, la AEM es una bicoca que todos los países de la UE querrían tener.

España, por supuesto, pujó. Y pujó porque se estableciera en Barcelona. Podía haber optado por otras ciudades, pero eligió Barcelona. Nada que objetar, al contrario: salvo un pequeño detalle, Barcelona era la ciudad óptima. Era la gran candidata para toda Europa. Porque nadie quería reconocer que había un pequeño detalle. Porque toda esta historia surgió tras el referéndum del Brexit, verano de 2016. Y para esas fechas (y cada vez más, desde entonces) los mandamases de Cataluña no paraban de pregonar a quien quisiera oírles que se iban, que separarían a Cataluña de España. Y toda Europa sabía que si se separaban de España saldrían de la UE, y la AEM tendría que volver a cambiar de sede.

¿Por qué España apostó por Barcelona? Hombre, yo lo entiendo. Cataluña no se iba a separar, dijeran los Puigdemones lo que dijeran. Si no fuera por sus políticos, Barcelona era la mejor opción. Y, por último, que el Gobierno apostara por algo bueno para Barcelona era también un gesto que los catalanes separatistas debían reconocer como argumento en contra de sus estúpidas tesis.

Pero para que la jugada saliera bien, los Puigdemones debían abandonar sus locuras. Y no lo hicieron; al contrario, declararon derogada la Constitución y el Estatuto en Cataluña, cerraron el Parlamento, celebraron un "referéndum" muy peculiar, totalmente alejado de los estándares europeos, y declararon que Cataluña era una república que ya no pertenecía al Reino de España. La AEM les interesaba tan poco que cuando se hizo la presentación en Bruselas la víspera un concejal del PSC tuvo que mover hilos para que el gobierno catalán enviara al consejero de Salud esa tarde, para que asistiera. Y la alcaldesa, Colau, había declarado que su partido no quería la AEM y le pidió a ese concejal del PSC que no meneara mucho ese tema. Y luego rompió la breve coalición de gobierno del ayuntamiento que tenía con el PSC. Ni siquiera fue, Colau, a ninguno de los actos en Bruselas, en los que había que estar.
 ¿Alguien esperaba realmente que la AEM recalara en Barcelona? ¿De verdad?

Ahora que ya es oficial que no vendrá, los separatistas que nada hicieron para que viniera (y que consiguieron que no lo hiciera) acusan a Madrid de no haber querido que la AEM viniera. Otros de ellos se burlan de que España no tiene fuerza para traer la AEM a Barcelona. Por supuesto, no quiero ni imaginar lo que habrían dicho si hubiera sonado la flauta y la AEM eligiera Barcelona. 

Pero lo más escandaloso es que acusen (ellos, los separatistas) al Gobierno de que no ha venido "por los sucesos del 1-O y la sin par represión que sufre Cataluña desde entonces. Claro, dicen, cómo va a venir a un "país" que tiene a medio gobierno en el exilio y al otro medio en la cárcel. Cosas, por supuesto, culpa de Rajoy. Rajoy es el gran culpable. Han argumentado, incluso, que cómo iban a querer los de la AEM al país de Rajoy.

Pero, ¡por Amor de Dios! Cada día se van una veintena de empresas. Las más gordas fueron las primeras. Los trabajadores extranjeros de alto nivel están pensando en largarse. La CUP manda en las calles y para muestra, la impuidad con la que asaltaron un autobús turístico en Barcelona, este mismo verano. La mitad de la población es tan estúpida que una y otra vez vota a unos locos (dejémoslo en locos), cada vez más exaltados. Yo también habría votado no venir a Barcelona. 

En fin, la cosa no tiene remedio. Es una muy mala noticia para Barcelona, y también para España. De hecho, es tan mala - por oposición: ¡habría sido tan, tan buena noticia obtener la AEM!- que me cuesta alegrarme. Y no me alegro porque, como nada teníamos y nada tenemos, para el común de los catalanes no hemos perdido nada (salvo la oportunidad). Así que nada reprocharán a los Puigdemones y cuadrilla. Para ellos, toda la locura de estos años no ha supuesto ningún perjucio si hablamos de la AEM.







Umberto Tozzi - Gloria