miércoles, 1 de junio de 2016

Brexit o no Brexit




Me cuesta negociar. Con cierta frecuencia he de pedir ofertas u ofertar yo. Y siempre digo lo mismo: "mire usted, esto no es un mercado persa". Pido la mejor oferta y el mejor plazo, ergo entiendo que ya no son mejorables. Si no se puede mejorar el precio ni elplazo de entrega, y lo que pido ha quedado claro, ¿qué sentido tiene una negociación, una segunda vuelta, un regateo? Cosa distinta es que afrontemos un problema y se analicen opciones, aspectos en los que se puede ceder, soluciones de compromiso. Pero en una negociación económica, ¡quiá! Deme su mejor precio y plazo, y ya le llamaremos con la decisión. Me repatea el hígado que luego el otro me diga que cuando me decía que era su mejor precio y plazo no era verdad.

Viene esta parrafada a propósito del brexit que el Reino Unido vota el próximo 23 de junio. En 1957, Francia, Italia, Alemania Occidental y el BENELUX firmaron el tratado de Roma, germen de la actual UE. El Reino Unido, por supuesto, estuvo en las negociaciones, pero no se adhirió. ¿Alguien cree que en 1957 querían montar una unión económica paneuropea sin contar con el Reino Unido? ¡Por supuesto que no! Simplemente, los británicos no lo vieron claro y no se sumaron. 16 años después, sí. ¿Y qué creen que pasó en esos 16 años? Pues negociaciones. Aquello se discutió hasta la saciedad, y las compensaciones fueron tremendas. Porcentualmente, la ampliación de 1973 fue de largo la mayor que ha tenido la UE, y el impacto aún se siente: no sé si han oído hablar de la PAC, la Política Agraria Común, por ejemplo. Digamos que ni franceses ni británicos estaban locos por echarse en brazos unos de otros.

Pues bien, 40 años después dicen los británicos que no están a gusto porque creen que no les sale a cuenta. Que quieren renegociar sus condiciones particulares de adhesión. En otras palabras: que quieren más prebendas o se van. Yo, ya lo he dicho, no soy de negociar. Es decir, por mí, puerta. Si ésas tenemos, adiós. Si se quedan, es porque les gusta lo que hay, no vamos a cambiar todos para darles gusto. Así y todo, no tengo deseos de que se vayan. Querría que votaran, y que votaran quedarse. Pero sin caramelos, ¡eh!

En fin. No creo que salga adelante el brexit. Primero, porque un par de semanas antes los líderes europeos se rajarán y prometerán el oro y el moro (con lo que se tragarán el frol de la City), y en segundo lugar porque, en realidad, los humanos somos animales de costumbre. Cambiar nos cuesta, como dice el refrán: más vale malo conocido que bueno por conocer.

Ahora, que sería divertido, si sale brexit, el ver qué se hace entonces. 



Maná - Se me olvidó otra vez