jueves, 31 de diciembre de 2015

Finito 2015





31 de diciembre, se acaba 2015. Habrá personas que reflexionen si ha sido un buen año o no, si lo han ejercido lo mejor posible o no... allá cada cual qué reflexión se lleve. El hecho cierto es que 2015 se acaba. Y, no sé si son conscientes, seguimos aquí.

Veo que ya no se acuerdan.

En 1970 todos los pronósticos decían que para el 2015 no habría carbón, no habría petróleo, la superpoblación provocaría una hambruna generalizada, la contaminación haría que tuviéramos que construir ciudades submarinas, etc. Esto se decía en 1970 y en 1980. En 1990 ya habríamos dejado lo de las ciudades submarinas y quizá la superpoblación no sería tan problemática, pero seguro que se esperaban guerras por el agua en Asia y África. En el 2000, con el cambio climático en boca de todos, seguiríamos sin petróleo, pero tendríamos agua para hartarnos: se habrían fundido los casquetes polares y Groenlandia y el nivel del mar subiría tanto que anegaría al 15 o al 20% de la población. Una verdad incómoda, se llamaba a esto.

Por no hablar de los que decían que la temperatura subiría no sé cuanto, que el calor permanente arruinaría las cosechas, que cambiarían las lluvias... o lo contrario, que si el frío nuclear, que si la capa de ozono, que si yo que sé.

Todos los años tenemos predicciones apocalípticas (siempre para dentro de unos pocos años); renunciando al argumento petrolífero, el clima es la nueva estrella de los dramones.

Y ya ven: seguimos aquí. Venecia sigue ahí (y si se hunde, es cosa de Venecia, no afecta al planeta entero). Holanda, Canadá, la Costa Este, las Seychelles,... todo sigue ahí.

A pesar de lo que decían los expertos en el cambio climático. Autonombrados expertos, me atrevo a decir, porque esto está siendo el parto de los montes. Y es que, en mi opinión, la climatología no es una ciencia. La astrología no es una ciencia, porque no formula principios demostrables. La climatología, lo mismo. Lo que dice no es demostrable. No se puede demostrar su falsedad. No se pueden hacer experimentos que la prueben con el método de que no se cumplan si los principios son erróneos. Decir que la temperatura subirá en los próximos 30 años 3 grados y que esto provocará el deshielo de la Antártida y que eso hará que suba el nivel del mar 20 metros y que eso generará un frío polar en el Ecuador... Sí, suena muy bien, muy científico todo, los powerpoints y las gráficas pueden ser espectaculares, pero... ¿pueden demostrarlo? ¿pueden demostrar los principios en los que se basan sus previsiones? Por decirlo fácil, no saben el tiempo que va a hacer la semana que viene y quieren decir lo que pasará dentro de 50 años. Si un astrónomo dice que dentro de 50 años un cometa pasará a 1.000 km o menos y que eso tiene un peligro, lo creo. Si un químico dice que dentro de 50 años el 80% de esta masa de polonio se habrá convertido en uranio o en plomo o en lo que sea, lo creo. Si un físico dice que dentro de 50 años la sonda Pioneer VII estará a tanta distancia de aquí, lo creo. Pero si un climatólogo dice que dentro de 50 años... Esta es mi opinión: no es una ciencia.

De hecho, antes creeré a un geólogo que a un climatólogo. Los dos dirán que dentro de 30 años pasará algo terrible; el geólogo se equivocará en unos años, el climatólogo me temo que, sin más, lo que dice no ocurrirá. Y cuando, siglos o milenios después ocurra, no será por la razón que dice.

Así que aquí estamos, 31 de diciembre de 2015. He visto a gente pasear en mangas de camisa por aquí en Barcelona, y es verdad que yo llevo una chaqueta desabrochada en vez de un abrigo con el cuello subido, gorro y bufanda como sería de esperar. Pero esto no es el fin del mundo. Puede que diciembre haya sido el diciembre más cálido desde que lo miden, pero ¿y qué? El diciembre que viene puede que sea no tan cálido. En cuyo caso, ¿qué me quieren decir? Hay días más cálidos que otros, meses más cálidos, años más cálidos. O lluviosos, o fríos, o ventosos. Cuando la expedición de Cabeza de Vaca recorría Florida y Luisiana, hacia 1528, muchos murieron de frío. Quinientos años antes, el clima era tan cálido que los vikingos colonizaron Islandia y Groenlandia. Hacia 1938/1942, en Europa creo que se vivieron los inviernos más fríos de los que hay registros. No sé si se ha superado la ola de calor de 1987, pero esa ola no batió records que ya estaban establecidos. El 2 de febrero de 1954 nevó en Sevilla... Hace poco oí decir que ya no llueve como antes, y creo que se refiere a como hace unos 25 años. Hace 25 años recuerdo una conversación en la copistería de planos, en la que decíamos que ya no llovía como cuando éramos niños. ¿Ven lo que quiero decir?

Y luego está el timo de la fusión del hielo y el aumento del nivel del mar. Que yo, a ver, antes que me expliquen porqué si la superficie del mar en los polos está 21 km más cerca del centro de la Tierra que en el ecuador... en fin, ya desbarré sobre este tema en Cosas que yo no comprendo.

Ahora mismo, en la cuenca del Misisipi está habiendo unas inundaciones bestiales: las comparan con las de 1995. Hace 20 años hubo unas inundaciones como las de este año. ¿Cambio climático? Claro que está también el detalle de que este año están siendo ahora, no en primavera como suele ser habitual. Pero si el cambio climático es algo gradual, es de esperar que los años anteriores también hubiera habido inundaciones en diciembre, ¿no? Pues no las ha habido.

Que yo no estoy negando el cambio climático. Estamos en un periodo interglacial, no sé si de calentamiento o de enfriamiento, y, como desde hace miles y miles de años, el clima está cambiando. Lo que niego es la apocalipsis climática que anuncian, porque no entiendo sus supuestos. Pueden tener muchas medidas de lo que ha pasado, pero sus afirmaciones a largo plazo, siempre catastrofistas como si pareciera que lo que quieren es llamar la atención, a mí me parecen sólo charlatanería.

En fin. 2015 se acaba y seguimos por aquí. Parecía imposible. Quizá 2016 tampoco sea tan malo como nos puedan decir. Pero, en cualquier caso, aprovechémoslo. Como si no fuera a haber un mañana.





Miguel Aceves Mejía - La malagueña