miércoles, 29 de abril de 2015

Una vieja conducción... de 1731



El otro día les contaba que estaba haciendo un trabajo junto a una antigua fábrica de 1731 (aquí). El caso es que excavando cerca, apareció una conducción:


Esto nos ha pasado a todos alguna vez: una vieja cloaca que no consta en ningún plano. En ese momento no le dimos más importancia de la habitual.

Cuando se acabó la excavación, investigamos de dónde venía o a dónde iba, para clausurarla, y cuando empezamos a cimentar, me acerqué a verla más de cerca.





A estas alturas, ya sabíamos que esa conducción no era una cloaca: no era de aguas residuales o de lluvia, sino que alimentaba de agua a la vieja fábrica desde un manantial que hay fuera de la parcela. ¡A saber de cuándo sería!




Mi opinión, que supongo acertada, es que se hizo al tiempo que la fábrica y para canalizar el agua que necesitaba ésta (por cierto que era una actividad que necesitaba mucha agua).



Lo que más me llamó la atención es que no estaba construida con ladrillos, o no lo parecía. Aquello eran piedras de las de la zona, talladas. Nuestra obra supuso un corte transversal en una sección cualquiera, y no había manera de decidir cuándo empezaba la piedra y cuando era terreno.




También me resultó curioso el fondo, todavía no sé si era una gruesa capa de barro acumulada durante los siglos o si lo que yo pisaba era realmente el fondo pero que se había reblandecido por la humedad continuada.



Pero cuando pisaba, se desprendía un fragmento bajo mi bota, como aparece en la fotografía.




En ese momento se me acercó el electricista, hombre ya mayor que estaba colocando el cable de tierra, y me dijo que él llevaba en esa fábrica desde niño, que siempre había estado allí y su padre antes de él (y en consecuencia se sabían todas las interioridades de todo aquello), y me aseguró que nadie había sabido nunca de la existencia de esa conducción. Que también su padre se había sorprendido cuando le contó el hallazgo.

Y ésa es la historia. Nosotros continuaremos con nuestra obra, y de esta vieja conducción de 1731 nunca más se sabrá. Las autoridades no saben ni sabrán nunca nada, y no estará protegida. Puede que en unos años se decida la ampliación de la fábrica hacia ese lado (el proyecto así lo hemos hecho), y unos bulldozers la destrocen en cinco minutos, y fin. Y, si no, como quedará inaccesible y sin uso, pues como si existiera.

¿Debería estar protegida? En mi opinión, no aporta gran cosa. Técnicamente sirve, de hecho ha estado sirviendo y de momento seguirá haciéndolo (construiremos un desvío donde la hemos cortado), pero la verdad es que desde el punto de vista de la arquitectura no aporta gran cosa al patrimonio nacional, y el conocimiento que se puede extraer de ella se extrae si se quiere y listos. Otra cosa es el sentimiento de que tenga casi 300 años y no queramos demolerla por el capricho de un industrial adinerado; pero ¿qué tendríamos que hacer? Si se mantiene enterrada, como si no la tuviéramos, para eso mejor permitir que se demuela y el industrial y todos con él obtengamos beneficio de la ampliación. ¿Acaso queremos que el industrial excave un acceso y habilite que los ciudadanos podamos acceder a su fábrica para visitar esa vieja cloaca? Yo he estado allí y les confieso que poco interés tiene para un visitante. 

Pero ¡caray!, tiene casi tres siglos y es realmente curiosa. Yo no la volveré a ver más y ustedes menos, y por ello escribo este artículo. Me temo que es todo lo que puedo hacer.




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