lunes, 1 de diciembre de 2014

La cláusula filioque



Leo en los periódicos que el Papa Francisco I ha estado en Turquía y allí ha concelebrado una misa con el patriarca de "Constantinopla", amén de mantener encuentros y buscar la reunión de las iglesias. Pueden leer sobre el tema, por ejemplo, aquí y aquí.

El tema de la Iglesia Ortodoxa (de las Iglesias Ortodoxas, en realidad) es muy interesante y me gustaría tratarlo en una entrada como es debido; pero tengo este deseo desde al menos el año pasado, y ya ven. Así que al menos voy a aprovechar el viaje del Papa para contarles una historieta al respecto.

Hay varias cosas que separan a los católicos de los ortodoxos. Pero, en realidad, la mayoría de las diferencias son formales, hasta el punto de que usted, si es católico, puede cumplir el precepto dominical asistiendo a una celebración ortodoxa. Las diferencias profundas son dos: la cláusula filoque y la primacía del Papa de Roma. Luego, por supuesto, están las diferencias dogmáticas que vinieron después del Cisma de Oriente, como la inmaculada concepción de María. Digamos, por resumir, que la separación se produjo porque no aceptaban la prevalencia de Roma. Podemos añadir que tampoco fue despreciable el hecho de que la Iglesia Católica hablaba latín, y la Ortodoxa griego. Si ya es difícil explicar los misterios de la fe en el propio idioma de uno, en latín debe serlo mucho más. Pero conseguir expresar exactamente lo mismo en latín y en griego (antiguo) debe ser ya el súmun. Así que si se juntan unos sabios a intentar razonar sobre la Santísima Trinidad - el tema clave en aquel momento, combatiendo el arrianismo-, y unos hablan latín y otros griego, es lógico que - como diríamos ahora- se formen dos grupos de trabajo y luego pongan en común sus conclusiones. Y, claro, pasaba lo que pasaba.

Lo bueno es que la cosa surgió en España. En Toledo, en el año 589.

Los que estudiamos de verdad, antes de la LOGSE, aprendimos que los visigodos eran arrianos hasta Leovigildo. Leovigildo tenía dos hijos, Recaredo y Hermenegildo. Tengo que decir que yo no estudié la lista de los reyes godos, pero sí los principales de ellos; y, desde los nueve años, a los más significados, sobre todo Leovigildo y Recaredo, estos dos en concreto con los años de reinado. La importancia de Recaredo estriba en que, a la muerte de su padre, la tradicional disputa entre hermanos se termina cuando Recaredo abjura del arrianismo y se convierte al catolicismo, con lo que gana el favor de la mayoría de la población, hispanorromana y no visigoda. Y, entre otras cosas, convoca el Concilio de Toledo. En este concilio se trataron muchos temas, pero lo que nos ocupa ahora es que el credo niceo, el resumen de la fe católica, se pronunció en latín con una novedad. Dado que nadie sabe suficiente latín, recito en español el pasaje de la discordia: "Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo,...". Es una frase que se dice de corrido en las misas, seguramente sin pensar la mayoría, y sin embargo ahí está la esencia de la disputa.

Porque el credo niceno dice: "Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre,...". No procede del Hijo. No me voy a meter ahora en el berenjenal de explicar esto; baste decir que la coletilla de marras en latín es filioque y con este nombre se la conoce desde entonces.

Como es de imaginar, esta frase, al principio, sólo se decía en España. Pero poco a poco, siglo a siglo, fue haciendo fortuna; se llega a recitar en Roma. Los ortodoxos -que, en justicia, habían protestado contra la inclusión de esta cláusula desde el principio- exigieron al Papa que la prohibiera. Claro que en aquel momento había muchas disputas entre todos ellos... y la claúsula se quedó entre nosotros. Ya ven.

¿Es un drama? En realidad no, en el credo niceno no figuraba. Y en diversas ocasiones, tanto Benedicto XVII como Francisco I han rezado el credo omitiendo esta cláusula. La idea esta clara: esta expresión no tiene que ser lo que separe a las dos Iglesias. A fin de cuentas, aquí no hay un cisma auténtico como la fundación de una nueva religión (como Lutero), con declaraciones de herejía y demás; aquí tan sólo ha habido incomprensión y distanciamiento; ambas qcreen que la otra Iglesia es la que se ha alejado (por equivocado). Por ello, es bueno que los Papas de Roma intenten rejuntarnos a todos, lo que no implica la renuncia a tradiciones: de hecho también en la Iglesia Católica quedan "iglesias" de corte y rito muy distinto al habitual que conocemos de "católico, apostólico y romano".

Por esto me ha sorprendido la noticia de Francisco concelebrando con el patriarca de Constantinopla, y he querido contarlo aquí en mi blog.




Tracie Thoms - This little light of mine