miércoles, 30 de noviembre de 2011

Sobre el buenismo

Es muy difícil discutir con un vegetariano. Habla del sufrimiento de los animales, de la crueldad, de que no se puede matarlos,... y claro, yo quedo como un asesino sádico y sin sentimientos; ¿cómo voy a razonar con él? Además, normalmente durante estas discusiones la carne se me enfría, y un filete de dos dedos frío no vale nada.

No se puede ser no-antitaurino: mereces que te echen botes de pintura roja a la cara y te insulten delante de tus hijos. Tampoco se puede hablar sobre Franco. Era malvado, lo peor que ha existido sobre la faz de la tierra, y punto. ¿Cómo defenderle, cómo decir algo positivo de él y no ser tachado de nazi? Un poco más fácil, no mucho más, es defender al Papa; pero en seguida sacan su postura sobre los anticonceptivos, sobre el aborto, sobre las mujeres sacerdotes o sobre el lujo que rodea a la curia, da igual. Lo importante es descalificar la totalidad por cualquier razón y por lo tanto descalificar totalmente a cualquier tímido defensor: quien vea algo bueno es que está a favor, es uno de ellos y merece la horca tanto como ellos.

No se puede discutir sobre la discriminación de la mujer en el trabajo sin ser un machista misógino y cromagnón; no se puede no ser de izquierdas sin ser fascista, no se puede defender a la banca sin ser fascista y no se puede opinar contra los homosexuales sin ser fascista, porque todos sabemos que en este país, o se está conmigo a muerte en todo o se está contra mí; y si estás contra mí, que soy un antifascista, es que eres un fascista (así de sencillo; aquí la manera progresista de pensar es que se es fascista, de izquierdas o antifascista, y éste es el nivel del debate de las ideas en nuestro país. O como mínimo en Cataluña, que es por donde me muevo más).

Pero lo que peor llevo, lo que peor, es la corrección política. En particular, que algo se haga en aras de la corrección política. Hay que decir "ciudadanos y ciudadanas", porque parece que de lo contrario las ciudadanas no se sentirían integradas y no queremos que se ofendan. Así que en vez de decir "el perro es el mejor amigo del hombre" hemos de decir "el perro es el mejor amigo del hombre y la perra es la mejor amiga del hombre y el perro es el mejor amigo de la mujer y la perra es la mejor amiga de la mujer", que es la manera correcta de hablar. Lo otro es sexista. Yo soy ingeniero. Valoro las cosas en función de su utilidad, de su eficacia y de su eficiencia. El lenguaje es la manera más eficaz de expresarme, si fuera más sencillo transmitir el mensaje con mímica o tocando la flauta, lo haríamos. Pero el idioma, para un ingeniero, es un medio de expresión y se busca la expresión más eficaz. No sabíamos que somos sexistas.

El otro día me contaron un debate, evidentemente de altura, sobre el sexismo, o el machismo, o el feminismo, qué más da. El caso es que las dos doctoras, las dos expertas, echaban pestes de los cuentos infantiles, de lo sexistas que son y cómo adoctrinan a nuestras inocentes criaturas ya desde la cuna. Y el peor de todos, el más sexista de los machistas cuentos infantiles, era el de la ratita que limpiaba la escalera. Porque la ratita barría una escalera, se encontraba una moneda y, coqueta ella, se la gastaba en un lazo de adorno. Y todo el mundo a querer casarse con ella porque ahora era guapa. Que, además, al final se casa con el gato y el gato en unos cuentos se la come y en otros la esclaviza.

¿Qué quieren que les diga? A mí el cuento me suena a una ratita que es limpia y trabajadora, que encuentra un dinero por no ser perezosa, que se lo gasta en lo que quiere, que todo el mundo quiere casarse con ella y que es ella la que interroga y rechaza candidatos, hasta al final casarse con quien ella quiere y elige. Claro que la moraleja es que su criterio era superficial, no supo valorar el interior de los demás y resultó una elección errónea. Que digan las expertas si en una sociedad tradicional china, india, musulmana o de la selva africana la mujer encuentra el dinero y se lo queda, se lo gasta en lo que quiera y ella elige y rechaza maridos, a ver si tienen el rostro de afirmarlo. Luego yo creo que la figura femenina del cuento, típico de nuestra sociedad, es mucho más poderosa y libre que en las demás sociedades.

Pero caramba, ante todo es un cuento infantil. Es nuestra cultura, y es la cultura que transmitimos si no nos avergonzamos de ella. En nuestros cuentos los ogros se comen a los niños (a las hijas por error, el ogro no quería), la madrastra es mala y explota a Cenicienta, y las madres ordenan a sus hijas llevar comida a sus abuelas (las madres de ellas), a las que tienen abandonadas en mitad de peligrosos bosques llenos de lobos que han de cruzar sus desgraciadas niñas. Y tenemos fábulas (yo tengo un porrón de Samaniego) de todos los colores: con lobos listos y tontos, ratones listos y tontos, leones valientes y cobardes, burros y caballos de todos los pelajes. Que haya fábulas con águilas traidora no denigra a las águilas, porque tenemos otras tantas de águilas nobles.

Retomo el hilo, que me pierdo. El caso es que, para no ofender, porque se buscan sus votos, porque pensar lo contrario te hace aparecer un Herodes, por un millón de razones a cual más estúpida e inane, se ha de ser políticamente correcto. Que, además, consiste básicamente en ceder ante el otro. No es correcto oponerse al desfile del día del orgullo Gay. No es correcto opinar en contra de los gays, en cualquiera de sus variantes. No es correcto decir que la Sanidad Pública no debe costear las operaciones de cambio de sexo, pobrecitos. No es correcto decir que no hay nada malo en que en un aula haya un crucifijo,  o aceptar que el Príncipe herede antes que sus hermanas; no es correcto defender las ayudas a las entidades católicas y no es correcto criticar las ayudas a los colectivos musulmanes. No es correcto defender a Israel o a Estados Unidos, como no es correcto decir que la OLP son terroristas. Y, por supuesto, no es correcto criticar a una ONG.

Y claro, una manera tan estúpida de pensar nos lleva a actuar como los estúpidos que somos. Por ejemplo (esta noticia es de marzo de 2009): el ayuntamiento de Sevilla donó 81.000 euros a una ONG colombiana, RedVivir, para unos proyectos en Puerto Brasil (Colombia). No existe Puerto Brasil, en Colombia, en el único sitio de allí que podría llamarse así nadie vió jamás nada de ese dinero, el responsable de esa "ong" era un dirigente del partido comunista colombiano y el responsable de la donación en el ayuntamiento era un concejal de Izquierda Unida. Nadie sabe dónde está el dinero. En el ayuntamiento de Sevilla se detectó que IU estaba gestionando de manera "irregular" donaciones por un total de 990.000 euros. IU es progresista, está siemrpe del lado de los más necesitados, y si usted nos critica es que es usted un fascista, un sexista y un homófobo, y ultramontano además. Y merece ejecución en plaza pública.

Tampoco se puede discutir con los educadores de niños. A un niño no se le debe castigar ni pegar, se ha de razonar con él, hacerle entender, con voz suave pero firme, lo que pretendemos, y sobre todo no se le debe engañar: si le prometemos algo, hemos de cumplirlo. Esto es lo correcto y si no opino así soy un maltratador de niños, un pederasta y un proxeneta de infantes.

Ningún padre quiere pegar a sus hijos. Lo que ocurre es que a veces sus hijos sobrepasan el límite de lo que sus padres pueden aguantar sin recurrir al bofetón.
Así que comprendo que a veces un padre pierda los estribos (yo nunca lo haría, por supuesto, yo soy partidario de razonar con el enano).

Y que conste que no digo que evidentemente esos expertos en educación no han tenido nunca hijos.

Recuerdo una vez que las cámaras de un supermercado captaron a una madre pegando a su hijo en el asiento de atrás del coche. Aquello salió en todos los telediarios, fíjate tú qué mujer más malvada. Me pregunto si esos gurús de la educación opinarían igual si hubiera resultado que el niño hubiera estado tirando las latas de los tomates contra las lunas de sus coches y les hubiera ido rompiendo todos los retrovisores a patadas, y la madre se hubiera contenido hasta tener al figura en un sitio un poquito más discreto. Y en vez de aplicarle un correctivo mediante un nivel de violencia moderado hubiera, simplemente, razonado con él, explicado que no era una manera políticamente correcta de hacer la compra pero que, no obstante, no era todavía responsable de sus actos y no iba a ser castigado, el plan de llevarlo esa tarde al cine seguía adelante. Me da a mí que no.

Lo políticamente correcto nos hace decir que los niños tienen que tener voz y voto en las escuelas,  y creamos los consejos escolares. Nadie puede decir que el niño está todavía educándose, que es justamente lo contrario: enseñar al niño qué no debe hacer aunque quiera, y qué debe hacer aunque no quiera. Pero no: si alguien lo dijera, es un fascista.

En resumen, si hiciera una lista de la cantidad de tonterías que hacemos por ser políticamente correcto, por querer agradar a todos sin ofender a nadie, por este buenismo, en suma, no habría bites suficientes en Internet. 
  • Los niños no deben aprender nada de memoria. Aprender de memoria es malo. No hay que memorizar nombres, fechas ni hechos.
  • Los niños no pueden suspender para septiembre, porque se merecen las mejores vacaciones de verano. Los niños no pueden repetir curso. No pueden suspender, en suma, porque se traumatizan.
  • Los niños no pueden pensar que un compañero es mejor que ellos, porque se traumatizan. No hay notas, No hay sobresalientes ni suspensos. Las notas no se dicen en clase, se pasan en un sobre cerrado.
  • Seguro que las niños se cansan de tanta clase. Tienen demasiadas horas lectivas y demasiados días de clase. Hagamos una semana adicional en febrero de vacaciones, quitemos horas a la semana. De nueve a doce y de tres a cuatro y media.
  • "Consultas" por la independencia en Cataluña. Como es un tema complejo, delicado y trascendente, con repercusiones más allá del tiempo de nuestras generaciones, ¡que voten los niños de 16 años! ¡Y los inmigrantes, aunque no tengan la nacionalidad ni hablen nuestros idiomas! Si no estás de acuerdo, entonces eres fascista. Y taurino.