A veces, paramos un momento y somos conscientes de lo rápido que avanzan las cosas. Tan rápido, que no somos capaces de seguir el ritmo y nos quedamos atrás. Como los del pleistoceno.
Es entonces cuando nos damos cuenta que quizá nosotros también somos ingenieros del pleistoceno.
Si se multara con 300 euros a todos los babaos que circulan por el carril del medio de la autopista teniendo libre el carril derecho se solucionaría el problema de las pensiones en España durante generaciones.